Un modelo para desarrollar el ecosistema blockchain europeo
Por: Manuel Machado Ruiz
Miembro del ECO Catalunya de Alastria
Hay que reconocer que blockchain está de moda, empieza a aparecer en medios generalistas y es la palabra mágica que abre las puertas y los oídos de muchos ejecutivos clave. El ruido mediático alrededor de esta tecnología es solo comparable con el nivel de desconocimiento que hay sobre ella y, particularmente, sobre lo que realmente puede aportar a las organizaciones, a los usuarios y a la sociedad en general.
En mi opinión creo que puede revolucionar, progresivamente, la forma como las organizaciones interactúan entre ellas y con los usuarios (léanse organizaciones y usuarios de forma amplia, incluyendo al sector público y a los ciudadanos) así como facilitar la comunicación fluida y automática entre el mundo físico y el digital.
Algo de esta reflexión ha debido de hacer la Unión Europea (UE), que lleva invertidos más de 80 millones de euros en proyectos blockchain y que creó hace unos meses el EU Blockchain Observatory & Forum para que describa el ecosistema blockchain existente y ayude a la UE a definir las acciones necesarias para convertirse en el referente mundial en este tipo de ecosistemas. Con este fin, esta nueva institución ha creado dos grupos de trabajo con 30 expertos elegidos de entre más de 350 candidaturas de toda Europa.
Tengo el honor de participar en el grupo de trabajo sobre Casos de Uso y Escenarios de Transición, pero también la responsabilidad de aprovechar la oportunidad para ayudar en la consecución de este objetivo. Otros ecosistemas en Asia o América ya están trabajando para ser referentes en blockchain, por lo que no tenemos tiempo que perder.
El pasado 22 de mayo tuvimos nuestro primer workshop en Viena, donde fui invitado a presentar el consorcio Alastria. Aproveché la oportunidad para explicar no solo lo que estamos haciendo, sino también una visión personal sobre cómo Alastria puede ser un modelo interesante para crear un ecosistema blockchain europeo de referencia mundial.
En el pasado hemos visto como la UE ha promovido alguna tecnología o innovación desde arriba hacia abajo, es decir, decidiendo una solución o estrategia global a alto nivel, que luego debería ser implementada de forma más o menos homogénea en todos los países. El problema es que cuando llegamos al nivel local, nos damos cuenta de que hay algunos condicionantes del ecosistema o de la forma de trabajar local que no se han tenido en cuenta, y que se convierten en barreras de entrada o disminuyen la tasa de aceptación de la solución.
En el workshop de Viena expuse este problema como un riesgo potencial a la hora de fomentar o diseñar el ecosistema blockchain en Europa. Creo que es necesario tener en cuenta al tejido empresarial, social y local para diseñar soluciones que estén perfectamente adaptadas a sus necesidades. Aquí es donde modelos como Alastria, diseñadas de abajo hacia arriba, pueden ser una buena opción.
Alastria está constituida por más de 250 empresas, entidades e instituciones que trabajan en el mercado español. El consorcio propone una infraestructura blockchain nacional semipública (abierta a todos los que quieran participar, pero con una validación previa para poder hacerlo) que sirva para todos los sectores, 100% adaptada a la normativa aplicable (europea, estatal, autonómica y local), consensuada con el regulador y con los actores clave del mercado para que tenga en cuenta las necesidades de nuestra economía y sociedad. Si la solución satisface los requisitos de los que después la van a usar, es más probable que acaben utilizándola.
Una aproximación europea del modelo Alastria permitiría el desarrollo de un ecosistema en cada Estado miembro, optimizados para satisfacer las necesidades de los actores públicos y privados de esos mercados. La UE se podría reservar un rol incentivador y coordinador de estas iniciativas, promotor de estandarización, garante de la interoperabilidad, facilitador de espacios de innovación tipo “sandbox”, para probar nuevos servicios fuera del corsé legal actual y regulador cuando la tecnología sea lo suficiente madura, entre otras posibilidades.
Por supuesto, igual que blockchain no es la tecnología que resolverá todos nuestros problemas, la adopción del modelo Alastria no hará automáticamente a Europa líder mundial en blockchain. Tampoco la idea sería promover solo el modelo Alastria y cerrar la puerta a otros tipos de consorcios o iniciativas que puedan enriquecer el ecosistema común. Lo que sí creo es que si optamos por aproximaciones de soluciones adaptadas al ecosistema local, como es Alastria, es probable que aceleremos la adopción real de la tecnología así como a la democratización del acceso a sus beneficios.
La UE ha identificado al blockchain como una tecnología clave y tiene 300 millones de euros para invertir en ella hasta 2020. Si Alastria es un modelo efectivo, podría ser una estrategia que vaya más allá de las fronteras españolas, ¿tú qué opinas?